Pedagogía de género en paises germanófonos: génesis y enfoque - Education for Equality - Going beyond gender stereotypes

El desarrollo de la Pedagogía de Género desde la década de 1970 refleja que los cambios producidos en las relaciones de género y los estereotipos, la equidad de género, la igualdad de oportunidades, la lucha contra la discriminación, la explotación y los abusos en estos países son fruto de la participación social. La Pedagogía de Género en los países de habla alemana ha logrado incluir en la agenda de participación ciudadana las cuestiones relacionadas con el género, las orientaciones sexuales y las relaciones gais y queer. Con ello, se trata de vincular de manera transversal las discriminaciones relacionadas con el contexto de género con la raza, la religión, la clase social, el cuerpo, y así sucesivamente. Y explorar vías de coexistencia en comunidades trans-mixtas, familias, escuelas, centros juveniles, etc.

Desde el siglo XIX dos ideologías dominantes han guiado las perspectivas de relaciones de género:

La Pedagogía de Género ha reflejado y sigue reflejando estos enfoques en conflicto – por ejemplo, entre   “Männerarbeit” (talleres de sensibilización, trabajo social y terapia en género para hombres adultos) y “Jungenarbeit” (talleres sensibilización, trabajo social y terapia en género para niños y chicos jóvenes).

A continuación, se expone distintas perspectivas que pertenecen a la Pedagogía de Género Crítica:

El primer tipo de intervención de la Pedagogía de Género en los países germanófonos fueron estos talleres dirigidos a chicas.

Pedagogas del movimiento feminista y jóvenes trabajadoras establecieron espacios homogéneos de género en la década de los años 70 dentro de un entorno abiertamente misógino.

La equidad y la protección legal no terminaba de ser implantada, por no hablar de las prácticas cotidianas en las relaciones de género. Por ello, las activistas feministas empoderaron a las chicas, las alentaron para que se exploraran a sí mismas, para construir relaciones de solidaridad con otras chicas y mujeres, defenderse e incluso luchar, no elegir estudios ni profesiones estereotipadas, ni caminos en la vida o comportamientos esterotipados. Durante las últimas décadas, estos talleres se vieron influidos por los cambios sociales, políticos y económicos. Con frecuencia se tuvo que defender y aún sigue defendiendo estos y otros espacios conquistados, ya que, se argumentaba para justificar los recortes financieros que la equidad ya se había alcanzado y que estos espacios para chicas ya no eran necesarios. Pero la omnipresente inequidad, la violencia de género y los abusos a mujeres muestran claramente que, desafortunadamente, este tipo de talleres siguen siendo necesarios.

Además, en la actualidad, desde este enfoque se analiza nuevos problemas y desafíos, como las normas corporales ilusorias asumidas por las niñas (palabra clave: supermodelos), la división laboral basada en los roles y estereotipos de género, la coexistencia de personas con mentalidades "culturales" diferentes y también conflictivas.

En la década de los años 80 estos talleres fueron elaborados originalmente gracias a las demandas de las feministas que solicitaron a los hombres que trabajan en el ámbito de la Educación que realizaran intervenciones para sensibilizar, para prevenir conductas sexistas en chicos. Estos talleres están inspirados en los talleres para niñas y chicas, anteriormente explicados.

Los espacios homogéneos de género se han considerado como una premisa tanto para las niñas como para los niños. Estos supusieron que solo las mujeres puedieran intervenir con niñas y solo los hombres con niños. En el caso de estos talleres para chicos,  se centraron los esfuerzos en fortalecer la capacidad de los niños, de entender que tienen unas ventajas sociales respecto a las niñas y que sean conscientes de sus potencialidades (incluyendo aquellas que por tradición sexista pertenecen al ámbito femenino p.ej. expresar emociones tales como llorar), convirtiendo el término anti-sexista en algo emancipador y orientado a la identidad.

Los talleres con niños desde una perspectiva no esencialista se sustentan en la idea de que se debe alentar a los niños a que desplieguen todo su potencial humano, sin verse restringidos por la definición de hombre en contraposición con la definición de mujer.

Subrayaban que la socialización estereotipada de la masculinidad priva a niños y hombres de importantes aspectos de su integridad humana.  Estas restricciones están vinculadas con el abuso de sustancias, ciertos desórdenes emocionales y trastornos mentales, mayores tasas de suicidio, comportamientos de riesgo, agresivos y violentos, una amplia variedad de enfermadades.

Los expertos de este tipo de intervenciones además analizan  los procesos de discriminación y privilegio con respecto a la masculinidad hegemónica y marginada, planteando las siguientes cuestiones: ¿Cómo se construye la masculinidad en los entornos específicos de los niños? ¿Y cómo pueden ser apoyados para encontrar su camino y acceder a su pleno potencial humano?

La mayoría de los centros educativos en Alemania, Austria y Suiza son co-educativos. Básicamente son espacios mixtos de género, aunque a menudo hay más alumnos varones. En estos contextos co-educativos, la Pedagogía de Género busca ejercer una comunicación y coexistencia de género equitativa, no discriminatoria y no jerárquica. Este marco de la pedagogía de género se llama “reflexive/bewusste Koedukation” = “co-educación reflexiva o consciente”. Los/as pedagogos/as tienen que ser conscientes de las jerarquías sociales de género, de los procesos de socialización de género, de las dinámicas grupales basadas en el género... Deben reflexionar sobre sí mismos/as y ser conscientes de su propia socialización de género y estereotipos sexistas.

Este conocimiento les permite dirigir el acompañamiento desde el inicio de la creación de equidad de género; al permitir a su alumnado (independientemente de su identidad sexual) expresar y experimentar sus talentos, preferencias, deseos, planes; para crear estructuras y procesos donde las personas jóvenes vivan la equidad de género como una ventaja para todos los sexos. La co-educación reflexiva en este contexto multidimensional demuestra ser un entorno pedagógico de género muy ambicioso y exigente, para el que los docentes normalmente no están capacitados.

“Cross Work”(este término inglés es usado en alemán para nombrar a este enfoque) se refiere al trabajo que realizan  profesoras o mujeres dinamizadoras jóvenes que realizan intervenciones de sensibilización con niños, y profesores u hombres jóvenes dinamizadores que realizan intervenciones de sensibilización con niñas. Por ejemplo, en la etapa de educación infantil, los niños pueden encontrarse con educadoras que juegan en los areneros, que participan en juegos más dinámicos mientras que los educadores son cariñosos y valiosas figuras de consuelo. “Cross Work” puede ser aplicado en centros juveniles o escuelas; por ejemplo, cuando un experto masculino responde preguntas a un grupo de chicas en talleres de educación sexual o al revés, una experta femenina con un grupo de chicos. Los dinamizadores (de género masculino) tienen que ser especialmente conscientes, sensitivos y susceptibles al hecho de que las educadoras están en una situación contradictoria de jerarquía con los chicos (por un lado, como mujer, pero por el otro lado como una profesional, educadora, y persona adulta). Mientras que los educadores hombres respecto de las chicas están situados en una jerarquía superior en múltiples niveles (como hombre, profesional, educador, persona adulta). Este modelo tiene como premisas fundamentales un concepto de trabajo cuidadosamente desarrollado y la cooperación entre colegas masculinos y femeninos.

La pedagogía Queer se utiliza en las intervenciones dirigidas a dar apoyo a jóvenes gais, lesbianas, bisexuales, intersexuales y transgénero. También comenzó como una revisión crítica de la división dicotómica del mundo (en función del sistema sexo-género), la cual es su premisa fundamental, y tiene como objetivo tomar conciencia y reconocer las múltiples diferencias y las alternativas de género mixtas en la vida.

La Pedagogía Queer ha sido desarrollada especialmente por diferentes instituciones y organizaciones que se adhirieron a sus planteamientos en la última década y por jóvenes trabajadores LGTBI, que crearon las condiciones necesarias para poder ser más visibles.

Ofrecer entornos protegidos y generar la aceptación de todos los géneros se convierte en una necesidad a trabajar en todos los contextos en los que participan niños/as y jóvenes.

Un propósito básico de la Pedagogía de Género es alentar la liberación de los estereotipos restrictivos de género y las definiciones polarizadas. A nivel individual la Pedagogía de Género está facilitando espacios libres para experimentar y reflexionar, no tanto si uno se siente bien o mal respecto a su propio género, sino sobre cómo ser un ser humano con una identidad de género y elegir cómo vivirla. A nivel social la Pedagogía de Género contribuye a la creación de la equidad de género, a la igualdad de oportunidades y de un entorno seguro para todos los géneros.

Expertas en Pedagogía de Género como Claudia Wallner, Michael Drogand-Strud, Marcel Franke, Mart Busche…conceptualizaron el modelo pedagógico de Género.

A su vez, estos enfoques descritos son aptos para el diseño del itinerario pedagógico de Educación Infantil y Primaria, aunque en todo caso, los/as pedagogos/as  podrán adaptarlos de acuerdo con las situaciones a las que se enfrenten.

El trabajo con niños diferenciado del trabajo con niñas configura una aproximación al género basado en la pertenencia al grupo pero no se trabaja el género de forma individual mientras que la pedagogía reflexiva opera justamente al contrario, en la fase de trabajo se marcan y se recrean diferencias de género que pueden activarse o no.

Ambas aproximaciones marcan las diferencias de género en el acceso a las actividades y como herramienta en las mismas.